Efecto sobre el perfil lipídico
Los valores elevados de colesterol en sangre son el principal factor de riesgo de presentar una enfermedad cardiovascular. Hay evidencias científicas que demuestran que la ingesta regular de frutos secos en la dieta mejora el perfil lipídico: reduce el colesterol total y el colesterol unido a LDL y tiene un efecto favorable o neutro sobre el colesterol unido a lipoprotéinas de alta densidad (cHDL). Independientemente del tipo de dieta que se siga siempre mejorará el perfil lipídico, pero es cierto que si la incorporación de los frutos secos se hace sobre una dieta saludable, pobre en grasas saturadas y rica en grasas mono y poliinsaturadas, mejora además el cHDL y los triglicéridos. Asimismo, se ha demostrado que las dietas ricas en nueces revierten, además, la disfunción endotelial asociada a la hipercolesterolemia.
Efectos sobre el peso corporal
Cada vez hay más evidencias epidemiológicas que muestran que la adición de frutos secos a la dieta puede promover una reducción tanto del peso como de la grasa magra. Inicialmente este hecho se observó indirectamente en estudios de intervención buscando marcadores de riesgo cardiovascular. Con posterioridad se han diseñado estudios a corto y medio plazo para observar específicamente la relación entre la ingesta de frutos secos y el peso corporal. De los datos epidemiológicos disponibles se deduce la relación inversa entre el consumo de frutos secos y el peso corporal. Pero además, al comparar la clásica dieta hipocalórica baja en grasa y la dieta hipocalórica alta en grasa insaturada, incluyendo frutos secos, es esta dieta la que consigue menor proporción de abandonos y mayor pérdida de peso. La explicación la podríamos encontrar en su elevado contenido en fibra, que aportaría una gran sensación de saciedad y una absorción incompleta de los alimentos.
Sensibilidad a la insulina
Algunos estudios indican que la administración diaria de frutos secos durante un período corto no parece perjudicar la homeostasis de la glucosa en individuos sanos ni el control metabólico en pacientes diabéticos. Las dietas ricas en frutos secos se han relacionado con un menor riesgo de presentar diabetes tipo 2 y un mejor control glucémico en los pacientes diabéticos. La fibra soluble viscosa ejerce un papel importante en la reducción de la glucemia posprandial y en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular. Sorprendente-mente, el consumo de fibra insoluble, metabolicamente inerte, se ha relacionado también con un menor riesgo de desarrollar diabetes. El efecto protector de la fibra frente a la diabetes parece ser, pues, independiente del tipo de fibra y de sus efectos metabólicos, probablemente porque los mismos productos vegetales que contienen fibra también incluyen en su composición otras sustancias bioactivas. Así, se sabe que la ingesta de AGPI n-3 reduce el riesgo de presentar una diabetes tipo 2, además de mejorar el control glucémico en pacientes diabéticos.
Por otro lado, los AGM mejoran la eficacia de las células β del páncreas.
Efecto potencial sobre el cáncer
Hay pocos estudios que analicen la relación entre el consumo de frutos secos y un posible efecto protector frente al cáncer aunque, por su composición, es previsible que lo tengan. Se han estudiado sobre todo los cánceres de próstata, colon y recto, para los cuales es muy verosímil este efecto protector, pero no existen aún evidencias suficientes y los resultados no son consistentes.
Los componentes de los frutos secos y de otros alimentos de origen vegetal podrían intervenir en la prevención del cáncer por su poder antioxidante, así como por su intervención en la regulación de la diferenciación y proliferación celular, la reducción de la iniciación o promoción tumoral, la inducción de la reparación del daño en el ADN, la regulación de la actividad inmunológica y la respuesta inflamatoria y la inducción o inhibición de enzimas metabólicas y de mecanismos hormonales.
Bibliografía general
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